Tengo diabetes, ¿debo preocuparme por…?
Hoy InsulinRock viene a nuestra página a hablarnos del alarmismo cuando tenemos diabetes. Por supuesto, tenemos que cuidarnos. ¡Pero eso no significa vivir asustados! Con un buen control y observación, todo debería ir bien.
Uno de los primeros tópicos que vienen al imaginario colectivo cuando aparece la palabra diabetes es el de la mala cicatrización de las heridas; uno de los pensamientos recurrentes de un recién diagnosticado o de los padres de un pequeño al que lo acaban de diagnosticar es el de que se van a perder las piernas o los dedos de los pies; esas heridas que no cierran jamás y, bueno, cuando al principio del artículo decía que se trataba de un tópico no lo decía porque fuera algo inventado, lo decía por que, como todo, si no se dota de un contexto podemos caer en una paranoia y perder el sentido de la razón.
Hace un par de días, en una consulta de educación en diabetes, una madre me comentaba que tenía miedo por una herida que, a su parecer, estaba cicatrizando muy lentamente. El peque apenas lleva un par de años desde que le diagnosticaron y sus padres lo han estado llevando todo este tiempo muy bien, manteniéndolo con unos controles impecables que ya quisiera yo para mi.
Después de explicarle que los problemas serios de cicatrización aparecen en diabetes muy avanzadas, de muchos años, y mal controladas, la pregunta que le hice a esta madre fue que si alguna vez se había parado a ver que tal cicatrizaba la hermana del peque (que no tiene diabetes) o incluso ella misma; y es que, cuando tenemos diabetes muchas veces parece que todo se circunscribe a lo mismo, todo tiene relación.
Tengo hambre, seguro que estoy bajo...o alto... me duele la cabeza, ¿serán cetonas?
Hace ya casi un año, para preparar una reunión con el servicio de salud, logramos sacar del archivo del hospital los datos estadísticos de las complicaciones en diabetes. Me encantan las estadísticas desde que leí un estudio que aseguraba que el 50% de los bomberos de Oklahoma son la mitad (pido perdón por este chiste, juro que no volverá a ocurrir).
Volviendo a lo de los datos, lo que más nos impactó fue que el número de amputaciones para la diabetes de tipo 2 superaba en un 93% a las que se producían en personas con diabetes de tipo 1. No soy un experto en esta materia, pero en todos los trabajos y bibliografía que he leído en referencia al famoso pie diabetico nunca se hace distinción entre diabetes de tipo 1 o diabetes de tipo 2, claro está que la población de personas que tiene diabetes de tipo 2 es muy superior a los que tienen diabetes de tipo 1, pero otra realidad es la de que, en general, el control que se hace a las personas con diabetes de tipo 2 es muy deficiente; muchos de ellos ni siquiera llegan a pisar la consulta de un endocrino o de una educadora en diabetes. Es más, por mi experiencia como sanitario, un número muy alto de personas con diabetes de tipo 2 no tienen diabetes, tienen sólo un poco de azúcar, que es lo que le ha dicho el médico. Según el tratado de diabetes mellitus de la Sociedad Española de Diabetes (la Diabebiblia), afortunadamente el número de amputaciones han ido disminuyendo paulatinamente a lo largo de los años; probablemente por los avances en el tratamiento y control.
Volviendo a la historia que antes os contaba del peque con una herida, otra de las cosas que me vinieron a la cabeza fue algo que me había pasado a mi meses antes. A finales de verano me apareció una herida en un dedo de la mano y esta no se curaba ni a la de tres.
Siempre con el mismo aspecto rosado y húmedo, lo que solemos denominar científicamente como “en carne viva”. Tras una sesión de reiki por teléfono con mi médico de atención primaria al que le pareció ver dermatitis en su bola de cristal, decidí que lo mejor sería ir a un dermatólogo privado y “voilá” resulta que se trataba de psoriasis (sin ser yo de soria ni nada. Ok, prometo que es el último). ¡Qué sorpresa, otra enfermedad autoinmune!
Como muchos sabréis, y si no es así, esto es cultura que os regalo, la diabetes de tipo 1 es una enfermedad autoinmune que en muchas ocasiones suele tener otras enfermedades autoinmunes asociadas; clásicamente enfermedades del tiroides y celiaquía, pero nunca había leído sobre este nuevo inquilino. Buscando bibliografía me he encontrado con una gran cantidad de artículos que relacionan estas dos enfermedades; en concreto muchos de ellos directamente apuntan a la psoriasis como un factor de riesgo a la hora de desarrollar diabetes de tipo 2 e incluso de desarrollar enfermedades cardiovasculares ¡maldita sea! ¿pa’qué tengo que buscar yo nada...? Todavía espero el estudio que vincule la diabetes con un aumento de la probabilidad de que te toque la lotería o algo por el estilo...
En fin, os he contado todo este rollo porque creo que es importante no ser catastrofistas.
Actualmente con un tratamiento de corticoides tópicos (que apenas he notado en mis glucemias) he conseguido controlar este tema; la herida de la que os hablé desapareció en apenas 4 o 5 días como por arte de magia. Es importante estar alerta y siempre que nos sumerjamos en el mundo de internet, artículos y datos, ser críticos y darles un contexto por el bien de nuestra salud mental.