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Bomba de insulina e inyecciones: ¿en qué se diferencian?
Si te acaban de diagnosticar diabetes, puede que quieras conocer distintas formas de controlar la enfermedad, como el tratamiento con bomba de insulina o inyecciones diarias. Probablemente, querrás conocer la diferencia entre las distintas opciones y cuál es la más adecuada para ti, sobre todo, por lo que se refiere a los tratamientos más habituales para la diabetes: bombas de insulina e inyecciones.
Tanto si te acaban de diagnosticar diabetes de tipo 1 como si ya llevas tiempo conviviendo con ella, puede resultar útil conocer las diferencias que existen entre el tratamiento con bomba de insulina y las inyecciones diarias.
En este artículo, analizaremos los pros y los contras de estos tratamientos para ayudarte a entender las opciones y descubrir cuál es la más adecuada para controlar a diario tu diabetes.
La insulina es una hormona producida por el páncreas que ayuda al organismo a regular los niveles de glucosa (azúcar) en sangre y utilizar la glucosa para obtener energía1. Si tienes diabetes de tipo 1, el páncreas no produce insulina o no la produce en cantidad suficiente1,2.
El tratamiento con insulina se utiliza para mantener estables los niveles de glucosa y controlar la diabetes1.
Los estudios demuestran que el tratamiento intensivo con insulina permite un buen control de la glucosa en sangre1,3. Puede ayudar a prevenir complicaciones derivadas de la diabetes, tales como la retinopatía, la neuropatía, la nefropatía, y las enfermedades cardiovasculares, y ayudarte a vivir bien con diabetes1,3. Pero ¿cuál es la mejor forma de administrar la insulina que necesitas?
Existen varios tratamientos con insulina. Tradicionalmente, el tratamiento con insulina para la diabetes eran las inyecciones diarias de insulina1. Las personas que se aplican inyecciones deben programar sus actividades diarias en torno a ellas y mantener un horario de comidas estricto1.
Otra opción son las bombas de insulina, un tratamiento relativamente reciente que ha avanzado rápidamente y que administra dosis regulares de insulina de acción rápida que imitan de forma más fiel la secreción natural de insulina3. Esto permite a los pacientes controlar mejor la glucosa en sangre y minimizar el riesgo de hipoglucemia3.
Las inyecciones diarias de insulina permiten controlar la diabetes y deben aplicarse dos o más al día4. Puedes utilizar uno de los dos tipos de regímenes de insulina, en función de tus necesidades, estilo de vida y preferencias: un régimen de múltiples inyecciones diarias (MID) o un régimen de insulina mixta dos veces al día. Existen varios tipos de insulina, que se caracterizan por la velocidad y la duración de su acción1.
Según el NICE, el régimen preferido por los adultos con diabetes de tipo 1 es el de múltiples inyecciones diarias (MID)4. También se conoce como régimen de bolo basal y consiste en inyectar dos tipos de insulina (insulina de acción prolongada e insulina de acción rápida) por medio de múltiples inyecciones diarias4.
Por lo general, la insulina de acción prolongada o acción intermedia (conocida como «basal») se administra dos veces al día4. Esta insulina basal imita la secreción natural de insulina del páncreas entre las comidas4. Además, hay que administrar insulina de acción rápida (conocida como «bolo») alrededor de 10-15 minutos antes de cada comida4. Estas inyecciones de bolos de acción rápida ayudan al organismo a regular los carbohidratos y prevenir picos de glucosa después de las comidas, y suelen aplicarse tres veces al día con las principales comidas4.
El régimen mixto también se conoce como inyecciones de insulina bifásicas o dos veces al día. Este régimen puede implicar la inyección de una mezcla de insulina de acción corta e intermedia dos veces al día, antes de desayunar y de cenar4.
El régimen MID no es adecuado para todo el mundo, por lo que a veces se recomienda la pauta de inyecciones dos veces al día4.
El tratamiento con bomba de insulina (también denominado infusión subcutánea continua de insulina [ISCI]) emplea un pequeño dispositivo digital para administrar insulina de acción rápida bajo la piel durante las 24 horas del día3. La insulina se introduce a través de una fina cánula insertada bajo la piel y sujeta con un adhesivo3. La bomba administra un suministro constante de insulina basal y puedes añadir bolos de insulina cuando comas3.
Las bombas de insulina imitan mejor el mecanismo natural de liberación de insulina, ayudando a estabilizar los niveles de glucosa en sangre y mejorar la calidad de vida3.
Las bombas de insulina permiten una dosificación más precisa de la insulina, un mejor control de la glucosa y un estilo de vida más flexible3. Los expertos en diabetes las han descrito como uno de los avances más importantes en el tratamiento de la diabetes en los últimos 15 años3.
Aunque son pocas las personas con diabetes que utilizan bombas, el tratamiento con bomba de insulina sigue aumentando, especialmente en niños y jóvenes2.
Si tienes diabetes de tipo 1, puede que te ofrezcan la opción de usar una bomba de insulina o de aplicar múltiples inyecciones diarias. La elección entre ambas opciones puede resultar difícil, sobre todo si no conoces ninguno de estos tratamientos. Por eso, resulta muy útil conocer las ventajas y las desventajas de cada uno de ellos.
A continuación, te explicamos las principales ventajas y desventajas de una bomba de insulina, lo que puede ayudarte a decidir entre ella y MID.
He aquí algunas de las ventajas de usar una bomba de insulina:
He aquí algunas de las desventajas del uso de bombas de insulina y las razones por las que quizá prefieras usar inyecciones diarias:
Existe un riesgo de hiperglucemia o cetoacidosis diabética si la bomba se estropea o el tubo se bloquea1.
Cuando se trata de bombas de insulina versus inyecciones, se trata de encontrar el tratamiento adecuado para ti. Tanto las bombas de insulina como la terapia con inyecciones, deben ser con la prescripción y supervisión de tu médico.
Las bombas de insulina ofrecen muchas ventajas con respecto a las inyecciones diarias, especialmente por lo que se refiere a la calidad de vida. Los estudios demuestran que las bombas son mejores para controlar los niveles de glucosa en sangre, con la consiguiente reducción de los síntomas de diabetes y de las complicaciones1,2,3,5.
Sin embargo, no a todo el mundo le gusta llevar siempre «puesta» una bomba. Programar una bomba puede resultar difícil y se tarda tiempo en aprender a usarla correctamente. Algunos usuarios también tienen problemas como incomodidad, infecciones y reacciones alérgicas1,3.
A la hora de decidir un tratamiento, puedes hablar con tu médico. Él te ayudará a comparar el impacto de ambos tratamientos sobre el bienestar, las actividades diarias y la salud futura6 y recomendarte la mejor opción para ti.
Niveles de azúcar en sangre en niños: qué buscar y cómo medir
La monitorización de los niveles de glucosa (azúcar) en sangre forma una parte esencial del buen control de la diabetes de tu hijo1. Pero, ¿qué tienes que buscar y cuáles son las mejores formas de medir los niveles de glucosa en sangre de tu hijo?
En esta guía, analizamos los niveles de azúcar en sangre en niños, incluidos los signos de niveles de glucosa altos o bajos, cuándo debes medir esos niveles y cómo hacerlo. Aquí aprenderás a medir los niveles de glucosa en sangre de tu hijo y muchas otras cosas.
El número de niños y jóvenes con diabetes aumenta cada año2. En 2019, había más de un millón de niños y adolescentes (hasta 19 años) con diabetes de tipo 12 en todo el mundo.
La diabetes de un hijo puede convertirse en una fuente de gran preocupación para toda la familia. Sin embargo, con tratamiento con insulina, una buena monitorización de la glucosa en sangre y apoyo, tu hijo puede disfrutar de una vida activa, larga y satisfactoria3.
La medición regular de la glucosa es vital para niños con diabetes1.
Los niños y adolescentes (0-19 años) con diabetes de tipo 1 o de tipo 2 pueden desarrollar las mismas complicaciones que los adultos con diabetes2. Si los niveles de glucosa en sangre descienden o aumentan en exceso, podrían desarrollar problemas de salud a corto plazo2,3. También sufren riesgo de complicaciones a largo plazo derivadas de la diabetes, como enfermedad cardiovascular, nefropatía o enfermedad ocular2,3.
La monitorización de los niveles de glucosa de tu hijo te puede ayudar a controlar su tratamiento, mantener su bienestar y proteger su salud futura2,3.
La monitorización regular de los niveles de glucosa de tu hijo en casa te ayudará a reconocer los patrones de glucosa en sangre, y su relación con factores como los alimentos, el ejercicio, el estrés, la escuela y otras enfermedades3.
Existen diversas formas de medir los niveles de glucosa en sangre de tu hijo para ajustar la cantidad de insulina y lograr el mejor control posible de la diabetes3,4.
Este control debe tener en cuenta la edad, las necesidades y las habilidades de tu hijo4. Por ejemplo, si tu hijo es pequeño, tendrás que ser tú quien mida los niveles de glucosa en sangre y proporcione el tratamiento adecuado4. Sin embargo, a medida que crece, tú, el equipo médico y tu hijo trabajaréis codo con codo para que vaya aprendiendo y adquiriendo confianza en el control de su enfermedad4.
Si tu hijo tiene diabetes, su equipo médico establecerá los objetivos de glucosa en sangre para ayudarle a estar bien y protegerle contra las complicaciones derivadas de la diabetes más adelante5.
Es importante controlar estrictamente la diabetes, pero también es vital recordar que la salud de tu hijo no se reduce a datos. Sus niveles de glucosa deben considerarse una parte de su estado más amplio de salud y bienestar, teniendo en cuenta factores sociales, emocionales y físicos5. El equipo médico de tu hijo puede ayudarte, por ejemplo, ofreciendo orientaciones para tomar decisiones de alimentación más saludables y enseñándote cómo los alimentos pueden afectar a la diabetes5.
No es raro que los objetivos de glucosa en sangre terminen siendo una fuente de estrés y conflicto para la familia. Si el control de la diabetes se está convirtiendo en una batalla, los padres o cuidadores, los jóvenes y el equipo médico deben esforzarse por mantener la armonía5.
Los niveles altos de glucosa en sangre se conocen como hiperglucemia2,3.
El equipo médico de tu hijo establecerá los objetivos del nivel de glucosa en sangre, pero, por lo general, se considera hiperglucemia un nivel superior a 126 mg/dL antes de comer o superior a 162 mg/dL después de comer5.
Los signos y síntomas de hiperglucemia incluyen:
Sentir mucha sed
Orinar mucho, levantarse al baño durante la noche o mojar más pañales, en el caso de los niños pequeños
Sentir cansancio y debilidad
Perder peso sin querer
Problemas de visión
Problemas de concentración
Náuseas
Dolor abdominal
Aliento con olor afrutado6
Si no se trata, un episodio de hiperglucemia puede derivar en una complicación grave de cetoacidosis diabética (CAD)5. Qué buscar:
Náuseas o vómitos
Dolor abdominal
Deshidratación
Hiperventilación (dificultad para respirar)
Confusión
Somnolencia extrema
Reducción del nivel de conciencia
Aliento dulce o afrutado3,5,6
Si te preocupa la CAD, solicita atención médica urgente.
Los niveles bajos de glucosa en sangre se conocen como hipoglucemia. Durante un episodio de hipoglucemia, la cantidad de glucosa en sangre de tu hijo desciende demasiado2.
Es importante conocer los signos de los niveles bajos de azúcar en sangre de tu hijo y tratarlos rápidamente con una fuente de glucosa de acción rápida, como una bebida azucarada, comprimidos de glucosa o caramelos, porque una hipoglucemia puede ser muy peligrosa2.
En general, un episodio de hipoglucemia se produce cuando el nivel de glucosa del niño desciende por debajo de 70 mg/dl7. Sin embargo, a medida que la glucosa desciende, el niño puede mostrar síntomas7.
Los signos y síntomas de hipoglucemia en niños son:
Aumento del hambre
Dolor de cabeza
Náuseas
Cansancio
Sensación de frío, sudoración, palidez, temblor y malestar
Confusión, dificultad para concentrarse
Visión borrosa
Conducta alterada, como irritabilidad y llanto
Pesadillas y sueño inquieto
Habla farfullante
Mareo y marcha inestable
Somnolencia y dificultad para despertar
Disminución de la conciencia y, en casos raros, coma
Convulsiones7
Sin embargo, los síntomas pueden ser muy sutiles y diferir entre unos niños y otros. Mejor que peques de precavido y hables con tu equipo médico para aprender a reconocer y tratar con confianza los episodios de hipoglucemia5,7.
En niños, la medición de la glucosa en sangre solía realizarse en casa con pruebas de la glucosa capilar, así como análisis de sangre regulares para medir las concentraciones de hemoglobina glicada (HbA1c)1,5
Sin embargo, los sistemas de monitorización continua de glucosa (MCG) están cada vez más disponibles y pueden mejorar el control de la diabetes, reducir la preocupación y aliviar la carga del control para los niños con diabetes8.
He aquí tres métodos para monitorizar los niveles de glucosa en sangre en niños:
El autocontrol de los niveles de glucosa en sangre permite medir los niveles de glucosa de tu hijo de forma rápida y precisa en casa4. Este método consiste en pinchar a tu hijo en un dedo con una lanceta y usar un glucómetro para medir su niveles de glucosa en sangre, igual que lo hacen los adultos4,5,9.
Tendrás que seguir un programa de pruebas estructurado: se requieren cuatro o más pruebas al día para niños con diabetes de tipo 14,5. Es esencial medir con más frecuencia si el niño hace ejercicio o no se encuentra bien5.
El National Institute for Health and Care Excellence (NICE UK) recomienda los siguientes rangos objetivo para un control óptimo de la glucosa:
Glucemia en ayunas (nada más levantarse por la mañana): 72-126 mg/dL
Nivel de glucosa antes de las comidas: 72-126 mg/dL
Nivel de glucosa después de las comidas: 90-162 mg/dL
Nivel de glucosa para jóvenes durante la conducción: Como mínimo 90 mg/dL5
Mantener los niveles de glucosa en sangre hacia el extremo inferior de estos rangos ayudará a tu hijo a tener menores concentraciones de HbA1c. Sin embargo, esto debe equilibrarse con otros factores, como el riesgo de que el nivel de glucosa en sangre descienda demasiado5.
En análisis de hemoglobina glicada permite determinar el nivel medio de glucosa en sangre de tu hijo durante los dos o tres meses anteriores9. Es posible que los profesionales sanitarios deseen realizar análisis con mayor frecuencia si a tu hijo le cuesta controlar la glucosa en sangre5.
El objetivo de HbA1c recomendado en el Reino Unido es de 6,5 % o menos5,9 para la mayoría de las personas, pero quizá el médico sugiera otro objetivo para tu hijo. Mantener las concentraciones de HbA1c lo más bajas posible protegerá la salud de tu hijo y reducirá su riesgo de sufrir complicaciones derivadas de la diabetes.
Sin embargo, el equipo médico de tu hijo establecerá su objetivo de HbA1c, teniendo en cuenta sus actividades, otras enfermedades y su riesgo de hipoglucemia5. Trabajarán contigo para alcanzar este objetivo5.
La monitorización continua de glucosa (MCG) mide los niveles de glucosa de tu hijo día y noche9,10.
Consiste en implantar un pequeño dispositivo, normalmente en la parte superior del brazo o en el abdomen, para leer continuamente los niveles de glucosa9,10. Se emplea un sensor diminuto insertado bajo la piel para transferir información a un glucómetro, que te permite ver los niveles de glucosa las 24 horas del día, detectar patrones e identificar episodios de hipoglucemia e hiperglucemia9,10. Muchos sistemas envían alertas o alarmas si detectan complicaciones, como hipoglucemia10.
Los estudios demuestran que la MCG es buena para la salud y la calidad de vida de los niños con diabetes y sus familias8,11. Entre sus beneficios destacan: menos dolor y angustia de los pinchazos, mejor control de la diabetes y menos preocupación para los padres o cuidadores cuando el niño está en cole, con otras personas, o dormido8,11.
Sin embargo, la MCG no es apta para todos los niños.
En los estudios, algunas familias han notado que a sus hijos les preocupaba la inserción y retirada del dispositivo, y a los propios padres les preocupaban la precisión y los problemas técnicos8. La MCG también puede resultar más costosa que las tradicionales pruebas de punción digital, sobre todo si el seguro médico o la seguridad social no cubre los sistemas8,10.
Si acaban de diagnosticar diabetes a tu hijo, la monitorización de sus niveles de glucosa en sangre se te puede antojar intimidante, pero con la ayuda de tu equipo médico, aprenderás a controlar bien la enfermedad.