El Rally Dakar es una carrera de unos 8.500 km. repartidos en 13 etapas atravesando desiertos inhóspitos, donde pedir ayuda en caso de necesitarla es muy complicado. Un lugar donde cualquier cosa que te falte es imposible o casi imposible de conseguir.
Una prueba de esta magnitud requiere una preparación física intensa: btt, running, entrenamiento en moto/coche, gimnasio… Son algunos de los deportes que practico para estar en plena forma e intentar recrear situaciones que nos vamos a encontrar cada día.
Si a esto, además, le sumamos nuestra condición de diabéticos, que dependemos de nuestros enseres como la insulina, los parches del medidor continuo, una bomba de insulina, bolis de insulina de recambio… Se convierte, además, en un esfuerzo físico y mental al que tenemos que enfrentarnos durante un largo periodo de tiempo.
Por eso para mí se ha convertido en un medio increíble para dar difusión y concienciar a todo el mundo sobre la diabetes, donde poder inspirar a otros y demostrar que con diabetes podemos alcanzar cualquier meta que nos propongamos.
Si una persona con diabetes puede correr la carrera del motor más dura del mundo; ¿por qué no puede desarrollar cualquier actividad, trabajo o deporte que se proponga?
Dejémonos ya de mitos y tabúes sobre la diabetes, y basta ya de barreras que nos impidan llevar a cabo nuestros objetivos, por duros que sean. Que no sea la diabetes la que frene tus sueños.
¡Gas e insulina que no falte!