Sin duda, el avance de la diabetes que más ha aportado a mi vida deportiva ha sido el sensor de monitorización continua de glucosa. Lo vi hace muchos años en Suiza y se me iluminaron los ojos, ese descubrimiento sabía que me aportaría y me ayudaría mucho. Aquí prácticamente ni se hablaba de su existencia. Cuando tuve la oportunidad de cumplir mi sueño de ir a competir a la Antártida y finalizar mi proyecto de los 4 Deserts, sabía que ese sensor sería la clave para poder estar allí y competir en condiciones óptimas.
A día de hoy, he recorrido muchos lugares del mundo con la seguridad que ese minúsculo hilito dentro de mi piel me aporta y no lo cambiaría por nada.
A los padres de esos pequeños que ahora debutan, pensad que una persona con diabetes puede disfrutar de la vida con seguridad y sin barreras. Y a los mayores que se unen a este club, no sufráis, ¡la vida es igual de increíble con diabetes!