Empecé los grandes retos deportivos a los 20 años. Comencé en los montes de Bizkaia, y Pirineos, hice viajes a Nepal, ascendí el Kilimanjaro y el Meru, Elbrus, Toubkal…
He testado aplicaciones de telemedicina, geles de glucosa, el propio glucómetro y sobre todo el medidor continuo, tanto en altitud como en situaciones de temperaturas extremadamente bajas.
Los medidores continuos de glucosa (MCG) suponen una mejora importante en la calidad de vida de las personas con diabetes, les aporta un conocimiento impresionante de su diabetes al poder monitorizarla de forma continua, también al equipo médico, información para corregir tratamiento, anticiparse a los posibles problemas como las hipoglucemias o hiperglucemias, ayuda a las personas que no sienten las bajadas de azúcar con sus alarmas. Te aportan tranquilidad para continuar con tu vida. Para practicar deporte me parecen fundamentales, también para periodos concretos en los que atraviesas por una enfermedad o estás embarazada.
En mi libro autobiográfico, “Los sueños no tienen cima” cuento cómo se sentía aquella niña de 11 años asustada en el box del hospital y cómo poco a poco fue persiguiendo sus sueños