Ventajas del sistema de asa cerrada en campamentos de jóvenes con diabetes, por Azucarilloman
Se acerca el verano, y muchos quizá estáis ya pensando si enviar a vuestros/as peques a un campamento de verano para jóvenes con diabetes. Hoy Andrés Villegas, (Azucarilloman) nos habla sobre la ventaja del uso del sistema bomba + sensor en estos retiros.
¡Hola azucarillos!
No sabéis la alegría que me da volver a estar en contacto con vosotros, esta vez, para hablaros de las ventajas de tener un sistema de asa cerrada en campamentos de jóvenes con diabetes, porque sí, porque tenemos estas fechas más cerca de lo que pueda parecer.
Los que me conocéis sabéis que durante años he asistido como monitor a campamentos de jóvenes con diabetes y es una de las cosas que más me ha gustado hacer siempre, una gran responsabilidad, pero al mismo tiempo muy satisfactoria.
El gestionar la diabetes de unos jóvenes que no eres tú requieren de atención las 24 horas del día, por eso, también en los campamentos hemos notado muchísimo el avance de la tecnología en la diabetes, hemos ido pasando de ir despertando y haciendo pruebas capilares a los jóvenes por la noche (les hace muy poca gracia…jeje) a pasar a la habitación y saber a cuánto están sin necesidad de pincharles gracias a la monitorización flash, hasta hoy en día, donde el trabajo que hace el equipo médico y los monitores por la noche lo hace un sensor integrado a una bomba de insulina que regula la infusión en función de las necesidades del paciente, aunque nosotros siempre estamos mirando desde la barrera que todo vaya bien.
No os voy a mentir, pasar a una habitación donde hay durmiendo 20 niños, que escuches una alarma y no saber de dónde viene… hace que te vuelvas un poquito loco, y si son varias alarmas ya ni os cuento, no hay palabras para ello.
Creo que no hace falta mencionar la tranquilidad que ofrecen este tipo de sistemas en acontecimientos así. En los campamentos ya sabéis que se hacen todo tipo de actividades, pero ya sabéis también que los jóvenes con diabetes no paran quietos en este tipo de eventos, es un sube y baja de emociones que hace que realmente el trabajo del sensor y la bomba de insulina se complique un poquito, pero volvemos a lo de antes, el trabajo de monitores y equipo médico se reduce mientras que el control del paciente aumenta.
Al final cada paciente con diabetes y sus familiares se sienten cómodos con un tipo de tratamiento, el hecho de a alguien le vaya bien un tipo de tratamiento no quiere decir que sea algo generalizado, pero también en los campamentos hemos podido ver cómo este tipo de sistema mejora el control del paciente incluso cuando sale completamente durante días de su rutina habitual. Lanzo esta pregunta al vuelo, ¿Están estos sistemas preparados para todo?
Mi opinión es que seguramente no, cada persona es un mundo y reaccionamos de manera totalmente diferente a diferentes estímulos pero sistemas así ayudan a que el impacto en nuestra diabetes sea lo menor posible, y eso ya es de agradecer, y mucho. Por tanto, yo como monitor infantil en estos campamentos estoy muy muy agradecido de que estos sistemas vivan con nosotros y tengo la esperanza de que poco a poco con conocimiento del paciente y familiares, lleguen a cada vez más personas.
Aprovecho para decir que… ¡Vivan los campamentos de jóvenes con diabetes!