El frío y la diabetes
Tras un otoño bastante cálido, han bajado las temperaturas en todo nuestro país. Y, sí; por si lo dudabas, esto también afecta a nuestros niveles de glucosa y nuestra diabetes.
De hecho, la sensación de pies y manos frías es habitual en las personas con diabetes. Se debe a que el cuerpo metaboliza la glucosa para combatir el frío. Eso nos lleva a uno de los mayores peligros de frío: las hipoglucemias.
Al combatir nuestro cuerpo las bajas temperaturas utilizando glucosa, es más probable que nuestros niveles bajen, si estamos expuestos a bajas temperaturas.
Por eso en estas fechas es importante abrigarse bien, para evitar este consumo imprevisto de glucosa. Eso si contamos con buenos niveles de glucosa, porque si estamos bajos, además de entrar en hipoglucemia, al quedarnos sin glucosa también es más posible entrar en hipotermia.
Así que, ya os lo podéis imaginar, si por algún motivo estamos expuestos a bajas temperaturas, es importante comprobar de forma más habitual nuestros niveles de glucosa (no olvidemos que el frío es un indicador de hipoglucemia, así que debemos procurar asegurarnos si sentimos demasiado).
Eso, y no olvidar la hidratación, ya que el frío también seca nuestra piel, y podemos ser menos conscientes de ello que en los meses de calor.
Atención especial deben tener los deportistas, que sumen el efecto hipoglucémico del frío al del ejercicio. No olvidéis tener cerca vuestro “pack anti-hipos”, con algún snack para subir la glucosa, en caso de que sea necesario.
Hablando de “packs”... recordad que las temperaturas muy frías pueden estropear vuestra insulina. Si debéis salir a la calle con ella, y no lleváis un sitio adecuado para transportarla, metedla en vuestras ropas, cerca vuestro, para evitar que se llegue a congelar.
Y si os parecía complicado este efecto del frío, esperad, que aún hay más. Todo lo dicho es aplicable al corto plazo. Pero si vivís de forma permanente en una zona fría, entonces vuestro cuerpo dará la orden de producir y acumular más glucosa para combatirlo, llevándonos a hiperglucemias, y a un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
¡No en vano los países nórdicos tienen unos porcentajes anormalmente altos de personas con diabetes!