Diabetes tipo 1 y embarazo
Hoy el deportista y nutricionista Daniel Hans nos habla sobre embarazo, diabetes y tecnología.
Las mujeres con diabetes tipo 1 que quieren ser madres deben comenzar en periodo pregestacional a controlar de manera más incisiva su diabetes. Nuestra inseparable “amiga” favorece la presentación de complicaciones en la mujer embarazada y en el feto o recién nacido en relación con la exposición a hiperglucemia durante la gestación siempre que no se gestione de manera adecuada.
La mayoría de las guías clínicas internacionales recomiendan como objetivo para el primer trimestre de embarazo una HbA1c < 6,5% poniendo de manifiesto la importancia del control pregestacional. Así, una HbA1c mayor a 10% se asocia con riesgo de malformaciones en el feto en torno al 20-25%, siendo las más frecuentes cardiacas, renales y defectos del tubo neural. Por lo que seguir las recomendaciones de vuestro endocrino al pie de la letra es fundamental.
La American Diabetes Association (ADA) recomienda alcanzar en segundo y tercer trimestre una HbA1c < 6% ya que esta cifra tiene asociada menor prevalencia de recién nacidos grandes para la edad gestacional, parto prematuro y preeclampsia, siempre que sea posible alcanzar de forma segura está glicosilada.
Coincidiendo con que durante el embarazo se desea un control glucémico lo más normal posible, los cambios fisiológicos que conlleva la gestación afectan el control glucémico dificultando su estabilidad: además del efecto hiperglucemiante por el aumento de hormonas diabetógenas (cortisol, gonadotrofina coriónica) y citocinas (factor de necrosis tumoral, leptina), el embarazo puede incrementar la frecuencia de hipoglucemias y su percepción.
Pero, ¿cómo se suele comportar la demanda de insulina durante el periodo de embarazo? Sabemos que cada persona con diabetes es diferente, pero salvando particularidades, las respuestas de demanda de insulina pueden agruparse en:
Se comienza las primeras semanas con aumento de las necesidades de insulina hasta aproximadamente la semana 9 seguido de disminución de necesidades hasta alrededor de la semana 16, que se atribuye a una disminución de la progesterona y hormonas tiroideas junto a un posible aumento de los niveles de péptido C. Durante la segunda mitad de la gestación los requerimientos aumentan progresivamente sobre todo entre las semanas 28 y 32 con un pico alrededor de la semana 37. Al final del tercer trimestre pueden disminuir los requerimientos insulínicos.
Inmediatamente después del parto, se produce un aumento de la sensibilidad de insulina tras la expulsión de la placenta, aunque este cambio de sensibilidad no se ha podido relacionar con el cambio de peso, lípidos, adipocinas y citocinas. Como consecuencia, los requerimientos de insulina en el posparto inmediato disminuyen a cifras alrededor del 50% de las necesidades pre gestación por lo que es necesario reducir las dosis de insulina para reducir el riesgo de hipoglucemia.
¿Lactancia materna? Siempre que sea posible
Aunque existen barreras que dificultan la realización de lactancia materna en mujeres DM1 (La madre con diabetes tiene mayor riesgo de grietas, mastitis y candidiasis), son conocidos los beneficios que aporta para el recién nacido y la madre. En mujeres con DM1 ha demostrado reducir la variabilidad glucémica en comparación con las madres con diabetes que utilizan lactancia artificial.
Y tras hablar de la evolución del periodo de embarazo en la mujer con diabetes y la predicción por la lactancia materna, ¿qué medidas o hacia dónde se inclina las novedades para mejorar los posibles desajustes de glucemia?
La implementación de la monitorización continua junto con bomba subcutánea de insulina, se considera una herramienta útil para el control glucémico en mujeres embarazadas, especialmente aquellas con alto riesgo de hipoglucemia. En los próximos años se producirán cambios importantes en el escenario del tratamiento de la DM1 y esperemos que también en relación con el embarazo.