Baño y diabetes: consejos para la ducha
La diabetes cambia hasta en la ducha. Ya sabemos que muchas cosas pueden afectar a nuestras glucemias, y una ducha relajante puede ser también una de ellas.
Hoy vamos a darte algunos consejos para que cuidar tu higiene no se convierta nunca en un problema.
Lo primero que debemos hacer antes de ducharnos es aprovechar para revisar nuestro cuerpo, para detectar cualquier pequeña lesión. Los pies, entre los dedos, en los pliegues de la piel, alrededor de las uñas… Detectar cualquier problema a la primera nos permite atajar cualquier complicación.
Una vez seguros de que nuestra piel está bien, ahora lo que debemos hacer es no dañarla en la ducha. Debemos comprobar la temperatura del agua antes de meternos en la bañera o bajo la ducha. Así evitamos una quemadura que nos puede complicar los próximos días.
Es más, lo ideal es evitar al agua caliente, ya que reseca la piel y la hace más vulnerable. El agua templada es mejor opción.
¿Baño o ducha? La segunda es mucho más higiénica. Un estudio de 2009 publicado en la American Journal of Infection Control encontró en 1 de cada 4 baños una bacteria que vive en nuestra piel, y que puede causar infecciones si entrase en nuestro cuerpo a través de alguna pequeña herida.
El jabón debe ser suave, y es mejor que contenga hidratantes. Evitemos jabones antibacterianos o desodorantes con alcoholes que puedan secar la piel.
Tras el baño, toca secar bien toda la piel, mejor tocando con la toalla que “arrastrándola” por nuestra piel.
Para terminar, conviene hidratar la piel. Pero ojo, evita pliegues, entre los dedos… ya que son zonas que pueden dar problemas si están demasiado húmedas.
Por supuesto, si tenéis un sistema de asa cerrada, debéis tomar las precauciones que indiquen los fabricantes tanto para la bomba como para el sensor.
Incluso aunque sean acuáticos, debemos cuidar que no retengan humedad, que el jabón no les afecte, y que no los expongamos a una alta temperatura (que ya hemos visto que tampoco nos viene bien a nosotros).
Precisamente las altas temperaturas son el motivo de las variaciones glucémicas de las que hablábamos al principio de este post. Un baño caliente (o una sauna) activa la absorción de insulina, por lo que debemos tener cuidado con darnos una ducha calentita si tenemos la glucosa baja antes de entrar al baño.
Por contra, si vais a retirar la bomba de insulina para entrar en la ducha, también debéis tener en cuenta el efecto que puede tener, y no debéis olvidar volver a conectarla una vez estéis secos, revisando la lectura del sensor antes y después de desconectar la bomba de insulina.