¿Cómo afecta el calor a las glucemias?
Hoy tenemos a Insulinrock como invitado en nuestra página. Este enfermero con diabetes aficionado a la música habla en su blog de la diabetes desde sus conocimientos en enfermería. Y hoy nos va a explicar cómo afecta el calor a nuestra diabetes.
Cuando llega el calor, las glucemias se revolucionan
Todos los veranos vuelven los pantalones cortos, las chanclas, los flash (me refiero a los helados) y la auténtica anarquía glucémica. Es un hecho que con el verano, casi siempre, tenemos que ajustar basales, recalcular ratios y lidiar con hipoglucemias e hiperglucemias que se abalanzan sobre nosotros cual ninjas, sin esperarlas. Muchas veces pensamos que no existe explicación para ellas, pero la mayoría de las veces no se trata de ningún expediente X.
¿El clima afecta a nuestras glucemias?
Cuando aumenta la temperatura climática, también lo hace la temperatura en nuestro cuerpo y esto provoca una vasodilatación; es decir, los vasos sanguíneos se dilatan y hay un mayor flujo de sangre por el cuerpo. Esto significa que por la zona en la que nos pinchamos la insulina pasa más sangre, y por lo tanto el transporte de la insulina es más rápido, así que ésta hace más efecto y más rápido.
Este fenómeno es el mismo que ocurre cuando hacemos ejercicio y más aún si ejercitamos la zona en la que nos hemos puesto la insulina; también nos pasa si masajeamos esa zona… Por lo que en verano se da un compendio de situaciones que favorecen la hipoglucemia ya que se suele combinar el ejercicio con “la caló”, como la llamamos por el sur.
Todo esto funciona en ambas direcciones, ya que si en una ocasión te equivocas en la dosis de insulina, siempre puedes aplicar frío en la zona para retrasar la absorción de esta.
Otra de la situaciones que se pueden repetir en verano son las hiperglucemias, a priori, inexplicables. Y es que con este tiempo, si no protegemos la insulina de la temperatura, ésta pierde su efecto. El por qué es sencillo; la insulina es una proteína y, como todas las proteínas, se desnaturaliza con la temperatura. Cuando freímos un huevo, la clara, que como todos sabemos es proteína, cambia de color, e incluso salta del aceite y esto se debe a la desnaturalización de esas proteinas; la temperatura produce una transformación, un cambio de la estructura.
Así que ya sabes, acuérdate de un huevo frito chisporroteando cuando veas tu insulina al sol.